No somos lo suficientemente cool para fumar
Este invierno llegó tarde a Lima y parece querer compensar su retraso con temperaturas más bajas de lo normal y sobre todo, con muchas lluvias. Por eso me congelo cada mañana en el paradero del bus y lo peor es que no hay emolienteras ni esos tÃos que venden café en modernos triciclos.
En cambio hay seres que son demasiado cool para este invierno, como ese tÃo chino que se la pasó fumando mientras esperaba su carro. Era delgado, canoso, usaba lentes y vestÃa un elegante terno gris. Todo en él transmitÃa una tranquilidad envidiable, como si estuviera meditando ahà parado en esa esquina de Javier Prado.
Mientras que todos tiritábamos like a bunch of pussies, él sacó un cigarrillo y lo encendió distraÃdamente. Dio una pitada, observó la autopista y exhaló el humo del tabaco como Jean-Paul Belmondo.
Si no hubieran prohibido la publicidad a las empresas tabacaleras, el tÃo serÃa el protagonista de videos virales que incitarÃan a miles de jóvenes y niños a fumar. Los ilusos tratarÃan de ser tan cool como él y ninguno podrÃa lograrlo.
Cuando llegó su bus, el tÃo arrojó su cigarrillo sin haberlo terminado y se subió. Me quedé mirando cómo el pitillo se consumÃa lentamente en el suelo sin que el viento pueda apagarlo. Fue fascinante.
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